LA APUESTA.
Continuando con el maratón de leyendas ahora les ofrezco una de las leyendas más contadas y que seguramente muchos estarán esperando, como es costumbre esta versión es propia y exclusiva de esta página además que la línea del tiempo y los sucesos están bien fundamentados, es lo que distingue a nuestras narraciones, sin más preámbulos comencemos con la historia, espero la disfruten.

A finales del siglo XIX existían frente a la catedral 2 imponentes edificios, en la foto que estás viendo puedes observar en toda su gloria al hotel Richelieu y se alcanza a ver la presidencia “antigua” llamada así cuando se construyó el majestuoso edificio del palacio municipal y también fue remodelada la plaza y el callejón que formaban ambos edificios para lucir como puedes verlo en nuestra foto de portada, a la izquierda el imponente edificio de cantera rosa que pertenecía a la presidencia municipal y a la derecha entre la maleza se alcanzan a ver algunos de los arcos del Richelieu, así lucia exactamente el paisaje en los años que sucedieron estos hechos.
En la planta baja estaba el bar del hotel, era un lugar muy concurrido y afamado, visitado por personas de buena posición social, donde se reunían a departir bebiendo Coñac, Ron, Whisky o Ajenjo, charlando, recitando poemas o como suele decirse “arreglando el mundo”, de entre los parroquianos más asiduos se encontraba un grupo de 5 amigos de nombres Luis, Manuel, Raymundo, Javier y Rafael asistían practicante todas las tardes y permanecían ahí hasta altas horas de la noche, por ser de posición bien acomodada tenían solvencia y mucho tiempo de ocio, eran verdaderos bohemios relajados y despreocupados, amantes de los retos había una amistosa pero fuerte rivalidad entre ellos apostaban por ver quien escribía el mejor verso, quien era el mejor jugador de cartas o el mejor bebedor o quien conquistaba a alguna muchacha, claro sobre todo eran hombres de palabra y con un sentido del honor muy alto.
cada uno tenía su personalidad, Javier era el más tímido, pero un excelente poeta que parecía tener la inspiración de un amante de mucha experiencia, a leer sus apasionados versos nadie sospecharía que el autor era un joven veinteañero inocente en el amor, siempre enamorado de imposibles, Luis era el más osado en esos menesteres, mujeriego y adulador por naturaleza, pero contrario al dicho que reza “afortunado en juego, desafortunado en el amor”, él tenía una suerte asombrosa para los juegos de azar al grado que no pocos lo acusaron de hacer alguna trampa y al no poder comprobarla se iban frustrados por no poder hacer nada más que recibir las burlas del joven que se sabía bien protegido por Manuel, el más alto y valiente del grupo, el único que sabía lo que era batirse en un duelo de honor, el primero que repartía puñetazos a la hora de las peleas lo que sucedía con frecuencia, pues Raymundo era el típico vival, despierto e ingenioso, eternamente parlanchín siempre contaba historias inauditas que ni sus propios compañeros podían decir si tenía una vida extraordinaria o era un magnifico mentiroso, en cuanto a Rafael no se podía decir demasiado, serio y calmado, centrado y el único que verdaderamente trabajaba y se ganaba la plata que gastaba ayudando en todo a su padre, era imparcial y confiable y siempre hacia las veces de moderador y juez en las apuestas, era el mejor amigo de Javier y todos eran amantes de la música y el arte y sobre todo, bebedores empedernidos, pero ninguno de ellos era un triste borrachín, pues ellos se jactaban que muchos tomaban y ellos bebían, y no era lo mismo, ellos disfrutaban, departían y guardaban siempre la compostura.
Una tarde de otoño en la víspera del día de los fieles difuntos Raymundo llego y les propuso una apuesta muy a doc con las fechas venideras jactándose que él no le temía a nada ni de este mundo ni del otro los reto a encarar a algún difunto, buscar algún espanto y poder medir así la valentía de cada uno, la propuesta era bastante interesante, arriesgada, novedosa y por su puesto descabellada, bebiendo y charlando afinaron los detalles de la tenebrosa apuesta y por tratarse de algo verdaderamente especial acordaron hacerlo la noche de todos los santos, exactamente a la media noche y en panteón de oriente, desde luego para esta apuesta tan especial se fijó un monto en prenda igualmente excepcional que consistió en 80 reales de plata o 10 pesos oro, que era el equivalente, pero Rafael no entro a esta a puesta pues además de considerarla demasiado osada, no solo por la naturaleza de la misma si no por el monto de la apuesta, ni se diga de encontrar la manera de cómo se designaría un ganador absoluto, por si fuera poco, el tenia ocupaciones desde el amanecer al día siguiente, por supuesto que estos argumentos no dejaban mucho espacio a la discusión y en consecuencia Rafael fue, como en muchas otras ocasiones, el “tesorero” designado y al se le entregaron 30 reales de plata y 10 pesos en oro, una cantidad fuerte pero estaría en las mejores manos.
En los días siguientes, en el bar los jóvenes redactaron de común acuerdo el contrato que detallaba las condiciones de la apuesta:
Cada uno entrara al camposanto sin ninguna compañía, con una estaca y un marro de madera, su única iluminación será una tea (pequeña antorcha) recorrerá el camino que juzgue conveniente pudiendo elegir recorrer el sendero marcado o atravesar entre las tumbas.
Deberá llegar al muro norte opuesto a la entrada, y en su base clavar la estaca como prueba que ha completado el recorrido, para después regresar al punto de partida.
El segundo en entrar deberá realizar el mismo recorrido, en igualdad de condiciones y con ídem libertad de elección de su sendero, desenterrara la estaca y deberá regresar con ella como prueba de su recorrido, el tercero y el cuarto repetirán estos pasos respectivamente.
Cada lugar será designado por el azar sin distinción ni favoritismo, el resultado será irrefutable e inapelable.
Cada uno podrá regresar al punto de partida en el momento que crea pertinente e incluso retractarse de profanar el camposanto a sabiendas que perderá su parte de la apuesta y deberá pagar 5 pesos en oro más por su cobardía.
Si alguno no terminara satisfactoriamente su recorrido o acusa a alguno de no haberlo hecho se deberá de comprobar la falta bajo el más estricto sentido del honor.
Si dentro del recorrido fuese perturbado por algún susurro o escucha que le llaman por su nombre o puede ver algún espectro entre la bruma de la noche podrá interrumpir el recorrido y regresar al punto de partida contando lo sucedido y la distancia que recorrió bajo palabra de honor, pues si los muertos impiden que todos terminemos el recorrido, esa sería la única manera de designar al ganador basados en la distancia que recorrió y en lo espantoso de su experiencia…
Naturalmente esta última clausula perturbo a todos y como era de esperarse la incluyo el propio Raymundo, solo de él podía venir tan tenebrosa propuesta, pero igualmente todos la aceptaron, firmaron el documento, se dieron la mano como caballeros y el pacto quedo sellado.
llego la noche en cuestión, todos asistieron puntualmente, vestidos de traje de gala, envueltos en su capa a manera de sobretodo muy a la usanza de la época y como lo demandaba la gala de la ocasión además del frio imperante natural en los meses de otoño, cada uno llego en su coche de 2 corceles y despacharon a sus cocheros para que solo quedara uno en el que regresarían juntos, todo estaba dispuesto se echó la suerte y como era de esperarse a Luis con su buena fortuna le toco la mejor parte pues iría de último, el lugar más ventajoso pues tendría la oportunidad de medir las experiencias de todos y así aquilatar su entrada, el más arriesgado por ende sería el primero y ese lugar le toco a Manuel, que acepto con estoicismo, haciendo gala de su afamada valentía, el segundo fue Raymundo lugar que gano sin trampa y en consecuencia lógica el tercer lugar fue para Javier que parecía el más asustado.
sin mayor miramiento y en cuanto sonaron las 12 de la noche, Manuel trepo por la reja del panteón y la salto con algo de dificultad debido a su vestimenta, una vez a dentro sus compañeros le pasaron entre los barrotes la tea encendida, el marro y la estaca, él las tomo y sin mediar palabra dio media vuelta y camino a si la negrura del camposanto, decidió que lo mejor era ir en línea recta, entre tumbas y mausoleos, aguzando los oídos tratando de escuchar algún susurro, temiendo escuchar su nombre, levando la tea por si a lo lejos se distinguiera alguna fantasmal silueta, avanzo, creyó escuchar a lo lejos rezos provenientes de seres de ultratumba, los ignoro, siguió su profano camino pisando algunas lapidas a ras de suelo, temiendo despertar a los moradores de debajo de las tumbas, viendo como el fuego iluminaba y bailaba en la antorcha produciendo un juego de sombras que parecían rostros emergiendo de la oscuridad saludándolo con estrambótico gesto, Manuel siempre decía que la valentía no es la carencia de temores, sino la capacidad de enfrentarlos, pero en esta noche tuvo que hacer de tripas corazón para no perder la calma… llego por fin al muro recargo la tea para que lo iluminase, tomo la estaca y la clavo casi hasta la base con 3 fuertes golpes y emprendió el regreso tratando de no pesar demasiado en el entorno de calaveras y esqueletos apuro el paso y por fin pudo ver a lo lejos la luz de las antorchas de sus compañeros, que seguramente veían también la de él, una vez que llego a la entrada brinco la reja y todos lo rodearon haciéndole muchas preguntas de lo que había visto o escuchado, Manuel era de pocas palabras, se limitó a decir que no había pasado nada, pero que el ambiente es en efecto aterrador, no dio detalles de lo que creyó escuchar solo le cedió el lugar a Raymundo que con inusitado entusiasmo salto la reja, tomo la antorcha y se perdió en la oscuridad con asombrosa seguridad, pero por supuesto que tenía preparada una treta avanzo solo lo suficiente para que la luz de la tea ya no se distinguiera, luego fue a la izquierda hasta el muro de límite del lado poniente, lo salto y muy tranquilo avanzo por el terreno baldío, lo que ahora es la unidad deportiva, y con toda tranquilidad llego al límite norte, de nuevo salto la barda y llego hasta la estaca, todo le iba de maravilla hasta que se encontró con que la estaca clavada muy hondo, sufrió mucho para liberarla debido a la fuerza con la que fue clavada por su antecesor, después de muchos jalones, pénduleos y hasta puntapiés, que resultaron inútiles tuvo que cavar con sus manos alrededor para extraerla. En todo ese tiempo su ansiedad crecía, escuchaba murmullos inentendibles y rezos, hasta creyó ver una silueta que se acercaba hacia él, se concentró en su labor para no entrar en pánico, tenía miedo de voltear y saber que esa apuración estaría ya muy cerca de él… en cuanto pudo extraer la clava la tomo en sus manos corrió hasta el muro poniente y repitió la operación, salió del panteón camino tranquilo recuperando el aliento, e ingreso de nuevo apenas unos metros antes para que sus amigos pudieran verlo emerger triunfante de la oscuridad…
cuando llego con la estaca en sus manos la entrego y les conto todo lo que había escuchado y no solo afirmo que la silueta que creyó ver era un aparecido, si no que aseguro que lo persiguió por casi todo el recorrido… esta palabras en ninguno tuvieron más efecto que en Javier que ahora tocaba su turno, trago saliva y trato de disimular su respiración agitada, ingreso con dificultad, tomo los objetos con manos trémulas y temblorosas, se quedó mirando a sus compañeros a punto de desistir, de negarse, de huir, pero se contuvo, se dio media vuelta y caminando se adentró en la oscuridad, a cada paso escuchaba voces, tragaba saliva para contenerse, parecían rezos, escuchaba también risas burlonas de seres desconocidos, las esculturas de cantera en las tumbas más grandes parecían que gesticulaban por la luz de la antorcha bailando en sus rostros tallados, el miedo era inmenso y la distancia infame, Javier avanzaba con lentitud pues temía pisar alguna lapida y “despertar” a su morador, después de un verdadero martirio y una larga caminata llego al muro norte, se encuclillo y puso la estaca contra el piso y la enterró golpeándola incesantemente, su miedo era mucho mayor que su fuerza, golpeo una y otra vez mientras la clava se hundía lentamente, le parecía escuchar todos esos sonidos mucho más fuertes, mucho más claros, su respiración se agitaba casi jadeaba, cuando creyó que estaba bien sujeta la estaca, tomo la antorcha y el marro se puso de pie, para emprender el regreso a toda prisa, pero cuando se dio vuelta no pudo avanzar una mano espectral lo sujetaba por la espalda, Javier se quedó quieto atónito, aterrado, sintiendo como lo jalaban desde atrás, en un intento por escapar se echó un poco hacia atrás para reducir la tensión y trato de salir corriendo pero el jalón que sintió fue tanto que lo derribo de espadas al piso y ahí fue cuando el miedo se hizo atroz, en piso seguía sujetado, desesperadamente trataba de levantarse antes que otras manos espectrales lo tomaran y lo llevaran con ellos al subsuelo, se dio vueltas en el piso enredándose sobre su capa, impidiendo que se la pudiera quitar, inmovilizándose un brazo y dificultando su respiración, entra más atrapado se sentía más desesperadamente se movía y en consecuencia más apretaba el nudo sobre su garganta, el corazón latía frenético, la respiración difícil, el aire era poco, sus jadeos violentos, el terror era inmenso y el escape imposible….
Afuera sus amigos observaban sus relojes de bolsillo pendientes de finas leontinas, el tiempo de espera era demasiado habían pasado horas y no habían previsto una situación como esta, por primera vez en su vida la buena fortuna de Luis ahora le daba un revés infame, no solo tenía que entrar solo si no que debía buscar a su compañero que sabe Dios lo que pudo haberle pasado, ahora sentía un miedo profundo, sus compañeros le debatían si debían entrar todos juntos pero cabía la posibilidad que solo fuera un retraso de Javier que pudo haber perdido la senda o la tea, incluso ambas en ese caso se echaría a perder la apuesta por una pequeñez, Luis a pesar de todo estuvo dispuesto a entrar, por lo que salto la reja poniendo fin a la discusión y cuando estuvo adentro del panteón y advirtió que su misión primordial era de rescate y que de necesitar ayuda los llamaría a gritos, Manuel y Raymundo asintieron con la cabeza y prometieron entrar de inmediato, pero agrego que si estaba todo bien y encontraba a su amigo, terminaría el recorrido y el seria el indiscutible ganador, a lo cual asintieron de nuevo, Luis se dio la vuelta y camino entre lapidas y tumbas… la suerte estaba echada, se estaba jugando el todo por el todo, el más importante y arriesgado albur en la vida del tahúr, todo dependía de la diosa ciega de la fortuna que suele ser dura con los tímidos y blanda con los osados, ahora el temor de Luis era inmenso, pero su gallardía persistente pero la fortuna es caprichosa y puede ser pérfida como una mala mujer que abandona a su amante cuando más le hacía falta… el joven llego hasta el muro, tropezó con algo y cayó al piso, rápidamente tomo la antorcha, antes que se apagase, y sin levantarse ilumino al bulto y ¡pudo ver que era el cuerpo inerte de su amigo! La impresión fue atroz, se echó hacia atrás caminando de espaldas impulsándose con sus manos y pies, la pequeña tea rodo en el piso y se apagó entre la polvareda en unos segundos, Luis se puso de pie, el miedo era inmenso la luz de la luna, que había alcanzado su cenit, iluminaba el rostro de su amigo muerto con un espantoso rictus de terror en su rostro, con la lengua vomitaba hasta la base con los ojos saltones mirándolo fijamente esa impresión fue demasiada para el corazón del joven que quiso gritar por ayuda pero no le salía la voz, le faltaba el aliento, empezó a sentir mucho frio, hizo el esfuerzo de huir corriendo pero las piernas lo traicionaban avanzo unos paso y cayo de bruces fulminado por un infarto…
Afuera los dos amigos restantes caminaban en círculos nerviosos frotando las manos en silencio, ni el valor de Manuel ni el cinismo de Raymundo podían cortar la inmensa tensión, acordaron a entrar juntos, pero ya despuntaba el alba y creyeron prudente para todos que al amanecer sería más fácil la búsqueda para ellos y el camino de regreso para los que estaban adentro en caso que estuvieran perdidos, esperaron unos minutos más asomándose al interior tratando de ver algo entre la penumbra, en eso llego un carruaje grande, era Rafael que venía de recoger un cargamento de la estación del tren y quiso pasar a ver quién era el ganador de la macabra a puesta, sus amigos le contaron lo sucedido y acordaron entrar de inmediato acompañados de los 2 cargadores y el cochero que acompañaban a Rafael, caminaron entre las tumbas y encontraron la fatal escena los cuerpos de los dos yacían en el piso, el de Javier tenía la punta de la capa clavada junto con la estaca, el mismo la clavo sin darse cuenta…
Por mucho tiempo esos sucesos anduvieron de boca en boca en nuestra ciudad y han sobrevivido por más de 100 años, ahora te toca a ti compartir esta historia que merece seguirse contando por muchos años más. Muchas gracias.
Continuando con el maratón de leyendas ahora les ofrezco una de las leyendas más contadas y que seguramente muchos estarán esperando, como es costumbre esta versión es propia y exclusiva de esta página además que la línea del tiempo y los sucesos están bien fundamentados, es lo que distingue a nuestras narraciones, sin más preámbulos comencemos con la historia, espero la disfruten.
A finales del siglo XIX existían frente a la catedral 2 imponentes edificios, en la foto que estás viendo puedes observar en toda su gloria al hotel Richelieu y se alcanza a ver la presidencia “antigua” llamada así cuando se construyó el majestuoso edificio del palacio municipal y también fue remodelada la plaza y el callejón que formaban ambos edificios para lucir como puedes verlo en nuestra foto de portada, a la izquierda el imponente edificio de cantera rosa que pertenecía a la presidencia municipal y a la derecha entre la maleza se alcanzan a ver algunos de los arcos del Richelieu, así lucia exactamente el paisaje en los años que sucedieron estos hechos.
En la planta baja estaba el bar del hotel, era un lugar muy concurrido y afamado, visitado por personas de buena posición social, donde se reunían a departir bebiendo Coñac, Ron, Whisky o Ajenjo, charlando, recitando poemas o como suele decirse “arreglando el mundo”, de entre los parroquianos más asiduos se encontraba un grupo de 5 amigos de nombres Luis, Manuel, Raymundo, Javier y Rafael asistían practicante todas las tardes y permanecían ahí hasta altas horas de la noche, por ser de posición bien acomodada tenían solvencia y mucho tiempo de ocio, eran verdaderos bohemios relajados y despreocupados, amantes de los retos había una amistosa pero fuerte rivalidad entre ellos apostaban por ver quien escribía el mejor verso, quien era el mejor jugador de cartas o el mejor bebedor o quien conquistaba a alguna muchacha, claro sobre todo eran hombres de palabra y con un sentido del honor muy alto.
cada uno tenía su personalidad, Javier era el más tímido, pero un excelente poeta que parecía tener la inspiración de un amante de mucha experiencia, a leer sus apasionados versos nadie sospecharía que el autor era un joven veinteañero inocente en el amor, siempre enamorado de imposibles, Luis era el más osado en esos menesteres, mujeriego y adulador por naturaleza, pero contrario al dicho que reza “afortunado en juego, desafortunado en el amor”, él tenía una suerte asombrosa para los juegos de azar al grado que no pocos lo acusaron de hacer alguna trampa y al no poder comprobarla se iban frustrados por no poder hacer nada más que recibir las burlas del joven que se sabía bien protegido por Manuel, el más alto y valiente del grupo, el único que sabía lo que era batirse en un duelo de honor, el primero que repartía puñetazos a la hora de las peleas lo que sucedía con frecuencia, pues Raymundo era el típico vival, despierto e ingenioso, eternamente parlanchín siempre contaba historias inauditas que ni sus propios compañeros podían decir si tenía una vida extraordinaria o era un magnifico mentiroso, en cuanto a Rafael no se podía decir demasiado, serio y calmado, centrado y el único que verdaderamente trabajaba y se ganaba la plata que gastaba ayudando en todo a su padre, era imparcial y confiable y siempre hacia las veces de moderador y juez en las apuestas, era el mejor amigo de Javier y todos eran amantes de la música y el arte y sobre todo, bebedores empedernidos, pero ninguno de ellos era un triste borrachín, pues ellos se jactaban que muchos tomaban y ellos bebían, y no era lo mismo, ellos disfrutaban, departían y guardaban siempre la compostura.
Una tarde de otoño en la víspera del día de los fieles difuntos Raymundo llego y les propuso una apuesta muy a doc con las fechas venideras jactándose que él no le temía a nada ni de este mundo ni del otro los reto a encarar a algún difunto, buscar algún espanto y poder medir así la valentía de cada uno, la propuesta era bastante interesante, arriesgada, novedosa y por su puesto descabellada, bebiendo y charlando afinaron los detalles de la tenebrosa apuesta y por tratarse de algo verdaderamente especial acordaron hacerlo la noche de todos los santos, exactamente a la media noche y en panteón de oriente, desde luego para esta apuesta tan especial se fijó un monto en prenda igualmente excepcional que consistió en 80 reales de plata o 10 pesos oro, que era el equivalente, pero Rafael no entro a esta a puesta pues además de considerarla demasiado osada, no solo por la naturaleza de la misma si no por el monto de la apuesta, ni se diga de encontrar la manera de cómo se designaría un ganador absoluto, por si fuera poco, el tenia ocupaciones desde el amanecer al día siguiente, por supuesto que estos argumentos no dejaban mucho espacio a la discusión y en consecuencia Rafael fue, como en muchas otras ocasiones, el “tesorero” designado y al se le entregaron 30 reales de plata y 10 pesos en oro, una cantidad fuerte pero estaría en las mejores manos.
En los días siguientes, en el bar los jóvenes redactaron de común acuerdo el contrato que detallaba las condiciones de la apuesta:
Cada uno entrara al camposanto sin ninguna compañía, con una estaca y un marro de madera, su única iluminación será una tea (pequeña antorcha) recorrerá el camino que juzgue conveniente pudiendo elegir recorrer el sendero marcado o atravesar entre las tumbas.
Deberá llegar al muro norte opuesto a la entrada, y en su base clavar la estaca como prueba que ha completado el recorrido, para después regresar al punto de partida.
El segundo en entrar deberá realizar el mismo recorrido, en igualdad de condiciones y con ídem libertad de elección de su sendero, desenterrara la estaca y deberá regresar con ella como prueba de su recorrido, el tercero y el cuarto repetirán estos pasos respectivamente.
Cada lugar será designado por el azar sin distinción ni favoritismo, el resultado será irrefutable e inapelable.
Cada uno podrá regresar al punto de partida en el momento que crea pertinente e incluso retractarse de profanar el camposanto a sabiendas que perderá su parte de la apuesta y deberá pagar 5 pesos en oro más por su cobardía.
Si alguno no terminara satisfactoriamente su recorrido o acusa a alguno de no haberlo hecho se deberá de comprobar la falta bajo el más estricto sentido del honor.
Si dentro del recorrido fuese perturbado por algún susurro o escucha que le llaman por su nombre o puede ver algún espectro entre la bruma de la noche podrá interrumpir el recorrido y regresar al punto de partida contando lo sucedido y la distancia que recorrió bajo palabra de honor, pues si los muertos impiden que todos terminemos el recorrido, esa sería la única manera de designar al ganador basados en la distancia que recorrió y en lo espantoso de su experiencia…
Naturalmente esta última clausula perturbo a todos y como era de esperarse la incluyo el propio Raymundo, solo de él podía venir tan tenebrosa propuesta, pero igualmente todos la aceptaron, firmaron el documento, se dieron la mano como caballeros y el pacto quedo sellado.
llego la noche en cuestión, todos asistieron puntualmente, vestidos de traje de gala, envueltos en su capa a manera de sobretodo muy a la usanza de la época y como lo demandaba la gala de la ocasión además del frio imperante natural en los meses de otoño, cada uno llego en su coche de 2 corceles y despacharon a sus cocheros para que solo quedara uno en el que regresarían juntos, todo estaba dispuesto se echó la suerte y como era de esperarse a Luis con su buena fortuna le toco la mejor parte pues iría de último, el lugar más ventajoso pues tendría la oportunidad de medir las experiencias de todos y así aquilatar su entrada, el más arriesgado por ende sería el primero y ese lugar le toco a Manuel, que acepto con estoicismo, haciendo gala de su afamada valentía, el segundo fue Raymundo lugar que gano sin trampa y en consecuencia lógica el tercer lugar fue para Javier que parecía el más asustado.
sin mayor miramiento y en cuanto sonaron las 12 de la noche, Manuel trepo por la reja del panteón y la salto con algo de dificultad debido a su vestimenta, una vez a dentro sus compañeros le pasaron entre los barrotes la tea encendida, el marro y la estaca, él las tomo y sin mediar palabra dio media vuelta y camino a si la negrura del camposanto, decidió que lo mejor era ir en línea recta, entre tumbas y mausoleos, aguzando los oídos tratando de escuchar algún susurro, temiendo escuchar su nombre, levando la tea por si a lo lejos se distinguiera alguna fantasmal silueta, avanzo, creyó escuchar a lo lejos rezos provenientes de seres de ultratumba, los ignoro, siguió su profano camino pisando algunas lapidas a ras de suelo, temiendo despertar a los moradores de debajo de las tumbas, viendo como el fuego iluminaba y bailaba en la antorcha produciendo un juego de sombras que parecían rostros emergiendo de la oscuridad saludándolo con estrambótico gesto, Manuel siempre decía que la valentía no es la carencia de temores, sino la capacidad de enfrentarlos, pero en esta noche tuvo que hacer de tripas corazón para no perder la calma… llego por fin al muro recargo la tea para que lo iluminase, tomo la estaca y la clavo casi hasta la base con 3 fuertes golpes y emprendió el regreso tratando de no pesar demasiado en el entorno de calaveras y esqueletos apuro el paso y por fin pudo ver a lo lejos la luz de las antorchas de sus compañeros, que seguramente veían también la de él, una vez que llego a la entrada brinco la reja y todos lo rodearon haciéndole muchas preguntas de lo que había visto o escuchado, Manuel era de pocas palabras, se limitó a decir que no había pasado nada, pero que el ambiente es en efecto aterrador, no dio detalles de lo que creyó escuchar solo le cedió el lugar a Raymundo que con inusitado entusiasmo salto la reja, tomo la antorcha y se perdió en la oscuridad con asombrosa seguridad, pero por supuesto que tenía preparada una treta avanzo solo lo suficiente para que la luz de la tea ya no se distinguiera, luego fue a la izquierda hasta el muro de límite del lado poniente, lo salto y muy tranquilo avanzo por el terreno baldío, lo que ahora es la unidad deportiva, y con toda tranquilidad llego al límite norte, de nuevo salto la barda y llego hasta la estaca, todo le iba de maravilla hasta que se encontró con que la estaca clavada muy hondo, sufrió mucho para liberarla debido a la fuerza con la que fue clavada por su antecesor, después de muchos jalones, pénduleos y hasta puntapiés, que resultaron inútiles tuvo que cavar con sus manos alrededor para extraerla. En todo ese tiempo su ansiedad crecía, escuchaba murmullos inentendibles y rezos, hasta creyó ver una silueta que se acercaba hacia él, se concentró en su labor para no entrar en pánico, tenía miedo de voltear y saber que esa apuración estaría ya muy cerca de él… en cuanto pudo extraer la clava la tomo en sus manos corrió hasta el muro poniente y repitió la operación, salió del panteón camino tranquilo recuperando el aliento, e ingreso de nuevo apenas unos metros antes para que sus amigos pudieran verlo emerger triunfante de la oscuridad…
cuando llego con la estaca en sus manos la entrego y les conto todo lo que había escuchado y no solo afirmo que la silueta que creyó ver era un aparecido, si no que aseguro que lo persiguió por casi todo el recorrido… esta palabras en ninguno tuvieron más efecto que en Javier que ahora tocaba su turno, trago saliva y trato de disimular su respiración agitada, ingreso con dificultad, tomo los objetos con manos trémulas y temblorosas, se quedó mirando a sus compañeros a punto de desistir, de negarse, de huir, pero se contuvo, se dio media vuelta y caminando se adentró en la oscuridad, a cada paso escuchaba voces, tragaba saliva para contenerse, parecían rezos, escuchaba también risas burlonas de seres desconocidos, las esculturas de cantera en las tumbas más grandes parecían que gesticulaban por la luz de la antorcha bailando en sus rostros tallados, el miedo era inmenso y la distancia infame, Javier avanzaba con lentitud pues temía pisar alguna lapida y “despertar” a su morador, después de un verdadero martirio y una larga caminata llego al muro norte, se encuclillo y puso la estaca contra el piso y la enterró golpeándola incesantemente, su miedo era mucho mayor que su fuerza, golpeo una y otra vez mientras la clava se hundía lentamente, le parecía escuchar todos esos sonidos mucho más fuertes, mucho más claros, su respiración se agitaba casi jadeaba, cuando creyó que estaba bien sujeta la estaca, tomo la antorcha y el marro se puso de pie, para emprender el regreso a toda prisa, pero cuando se dio vuelta no pudo avanzar una mano espectral lo sujetaba por la espalda, Javier se quedó quieto atónito, aterrado, sintiendo como lo jalaban desde atrás, en un intento por escapar se echó un poco hacia atrás para reducir la tensión y trato de salir corriendo pero el jalón que sintió fue tanto que lo derribo de espadas al piso y ahí fue cuando el miedo se hizo atroz, en piso seguía sujetado, desesperadamente trataba de levantarse antes que otras manos espectrales lo tomaran y lo llevaran con ellos al subsuelo, se dio vueltas en el piso enredándose sobre su capa, impidiendo que se la pudiera quitar, inmovilizándose un brazo y dificultando su respiración, entra más atrapado se sentía más desesperadamente se movía y en consecuencia más apretaba el nudo sobre su garganta, el corazón latía frenético, la respiración difícil, el aire era poco, sus jadeos violentos, el terror era inmenso y el escape imposible….
Afuera sus amigos observaban sus relojes de bolsillo pendientes de finas leontinas, el tiempo de espera era demasiado habían pasado horas y no habían previsto una situación como esta, por primera vez en su vida la buena fortuna de Luis ahora le daba un revés infame, no solo tenía que entrar solo si no que debía buscar a su compañero que sabe Dios lo que pudo haberle pasado, ahora sentía un miedo profundo, sus compañeros le debatían si debían entrar todos juntos pero cabía la posibilidad que solo fuera un retraso de Javier que pudo haber perdido la senda o la tea, incluso ambas en ese caso se echaría a perder la apuesta por una pequeñez, Luis a pesar de todo estuvo dispuesto a entrar, por lo que salto la reja poniendo fin a la discusión y cuando estuvo adentro del panteón y advirtió que su misión primordial era de rescate y que de necesitar ayuda los llamaría a gritos, Manuel y Raymundo asintieron con la cabeza y prometieron entrar de inmediato, pero agrego que si estaba todo bien y encontraba a su amigo, terminaría el recorrido y el seria el indiscutible ganador, a lo cual asintieron de nuevo, Luis se dio la vuelta y camino entre lapidas y tumbas… la suerte estaba echada, se estaba jugando el todo por el todo, el más importante y arriesgado albur en la vida del tahúr, todo dependía de la diosa ciega de la fortuna que suele ser dura con los tímidos y blanda con los osados, ahora el temor de Luis era inmenso, pero su gallardía persistente pero la fortuna es caprichosa y puede ser pérfida como una mala mujer que abandona a su amante cuando más le hacía falta… el joven llego hasta el muro, tropezó con algo y cayó al piso, rápidamente tomo la antorcha, antes que se apagase, y sin levantarse ilumino al bulto y ¡pudo ver que era el cuerpo inerte de su amigo! La impresión fue atroz, se echó hacia atrás caminando de espaldas impulsándose con sus manos y pies, la pequeña tea rodo en el piso y se apagó entre la polvareda en unos segundos, Luis se puso de pie, el miedo era inmenso la luz de la luna, que había alcanzado su cenit, iluminaba el rostro de su amigo muerto con un espantoso rictus de terror en su rostro, con la lengua vomitaba hasta la base con los ojos saltones mirándolo fijamente esa impresión fue demasiada para el corazón del joven que quiso gritar por ayuda pero no le salía la voz, le faltaba el aliento, empezó a sentir mucho frio, hizo el esfuerzo de huir corriendo pero las piernas lo traicionaban avanzo unos paso y cayo de bruces fulminado por un infarto…
Afuera los dos amigos restantes caminaban en círculos nerviosos frotando las manos en silencio, ni el valor de Manuel ni el cinismo de Raymundo podían cortar la inmensa tensión, acordaron a entrar juntos, pero ya despuntaba el alba y creyeron prudente para todos que al amanecer sería más fácil la búsqueda para ellos y el camino de regreso para los que estaban adentro en caso que estuvieran perdidos, esperaron unos minutos más asomándose al interior tratando de ver algo entre la penumbra, en eso llego un carruaje grande, era Rafael que venía de recoger un cargamento de la estación del tren y quiso pasar a ver quién era el ganador de la macabra a puesta, sus amigos le contaron lo sucedido y acordaron entrar de inmediato acompañados de los 2 cargadores y el cochero que acompañaban a Rafael, caminaron entre las tumbas y encontraron la fatal escena los cuerpos de los dos yacían en el piso, el de Javier tenía la punta de la capa clavada junto con la estaca, el mismo la clavo sin darse cuenta…
Por mucho tiempo esos sucesos anduvieron de boca en boca en nuestra ciudad y han sobrevivido por más de 100 años, ahora te toca a ti compartir esta historia que merece seguirse contando por muchos años más. Muchas gracias.
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