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domingo, 29 de octubre de 2017

EL FANTASMA DEL ENANO

EL FANTASMA DEL ENANO
En esta ocasión les ofrezco una leyenda que, si bien jamás ha sido publicada, fue muy contada en su tiempo pues fue de los hechos más atroces que sucedieron en la ciudad de Durango, y por eso mismo fue muy contado, aun hoy hay muchas personas que la conocen seguramente muchos de ustedes apreciados lectores la habrán escuchado de alguien o muchos es posible que la recuerden. como es costumbre en nuestras leyendas esta es la versión más consistente y mejor documentada, espero la disfruten.
una noche cuando Fernando venia de visitar a su novia después de caminar desde el callejón del rebote, que si bien no parece demasiada la distancia hoy en día, en aquellos lejanos ayeres corrían los años 60s, era una distancia significativa y más por la noche, pero al ser un joven enamorado y siendo algo así como las 11 de la noche Fernando llego tranquilamente al templo de san Agustín y tomo por calle hidalgo, cuando llego a la altura del paseo de las alamedas, hasta el puente de allende uno de los muchos puentes que permitían cruzar la acequia grande, y era precisamente por calle allende que Fernando seguía su camino.


mientras se acercaba al puente cruzando las alamedas, pudo ver una pequeña y abotargada figura, que estaba parada a un lado del puente, inmóvil y nada más, conforme se acercaba pudo ver que la figura estaba de espaldas a él, mirando fijo hacia el fondo de la acequia cuando Fernando estuvo a un par de metros de la pequeña figura que a esa distancia quedaba claro que no era la de ningún niño, ya era evidente que era un enano, el cual al sentir la cercanía del joven camino de prisa aunque de manera trabajosa y descendió hacia el fondo de la acequia, ya para ese entonces la acequia llevaba bastante agua pero estaba en condiciones sépticas infames, y no era lógico que nadie bajara y menos de noche, por eso Fernando se apresuró temiendo que el hombrecillo cayera hasta el fondo, pero al llegar a la orilla no pudo distinguir nada, ni escucho ningún grito ni nada, temiendo que el pequeño hombre pudiera estar inconsciente, el joven agudizo los ojos para acostumbrarlos a la penumbra no pudo ver ni escuchar nada y decidió, al cabo de unos momentos de búsqueda infructuosa, seguir su camino, cuando cruzo el puente no pudo evitar al estar a medio camino asomarse a ambos lados con la esperanza de ver algo que explicara el curioso hecho, pero no vio nada, no fue sino hasta que camino media cuadra por la calle allende que tuvo el impulso de voltear hacia atrás y allá en el puente pudo ver que la pequeña figura del hombrecillo, ahora de frente a el pues estaba exactamente en el mismo lugar, parado inmóvil y nada más…el joven no pudo evitar un escalofrió al verlo de esa manera, pero justo cuando lo estaban asaltando los temores, se consoló pensando que lo más probable era que quien se asusto fue el propio enano y debió haberse escondido pensando que corría algún peligro frente a el, ese pensamiento no solo lo tranquilizo si no que incluso le arranco una sonrisa pensando en el mal rato que sin querer le habría hecho pasar al pobre hombrecillo mientras lo buscaba.
Cuando Fernando llego a su casa le contó a su madre en tono jocoso el incidente del enano, pero la señora, que se llamaba Ema, lejos de compartir la risa del joven escucho atónita lo que este le decía y al final le dijo: “ande mijo ese enano se aparece ahí en ese puente ya me habían dicho que hay quien lo ve jugando entre los pasamanos y otros lo ven así bajando en silencio a la acequia, es que se aparece porque lo mataron muy feo y no supieron quien hasta mucho después”.
Fernando escucho el relato y de repente empezó a sentir miedo de saberse tan cerca de un fantasma, en efecto muchos contaban haber visto al enano del puente y todos sabían el horrible crimen del cual fue objeto, esto fue lo que paso: exactamente en la esquina de la calle Francisco Sarabia esquina con hidalgo, donde hoy son unas oficinas, existió una carnicería propiedad de Pedro González, un hombre de mediana edad alto y corpulento de apariencia tosca pero de trato muy amable, precisamente por ese trato cordial se había ganado una buena cantidad de clientes y el negocio marchaba bastante bien, tenía un joven ayudante de nombre Sergio, que hacía las veces de deshuesador, es decir él se encargaba de despellejar filetear y desde luego deshuesar la carne pero eran tantos los clientes, mejor dicho las clientes pues en su mayoría eran señoras amas de casa las que hacían las compras y debido a la enorme de trabajo se vieron en la necesidad de contratar un segundo ayudante, no fue difícil escoger pues había un jovencito peculiar de nombre Fermín que por mucho tiempo había insistido en trabajar con ellos, Fermín era vecino de la calle granada y en su niñez estudio en la escuela francisco zarco y en el transcurso de la primaria se hizo evidente que tenía la condición de enanismo motivo por el cual sufrió de muchas burlas por parte de sus compañeros, cuando termino su primaria ya no continuo sus estudios, trabajo en todo lo que podía y que su condición le permitía, hacia mandados, vendía el periódico todo lo que podía para ayudar en los gastos de la casa, a pesar de su situación difícil y de las muchas burlas que sufría pues en ese entonces la sociedad era todavía más estrecha en su criterio de lo que es hoy día, Fermín era un joven alegre y empeñoso andaba por todos lados en su bicicleta, claro una de tamaño infantil por obvias razones, y era bien visto por don Pedro que ya le encargaba que llevara pedidos a algunas de sus clientas por eso no fue difícil para el elegir al nuevo ayudante, sobra decir lo contento que se puso el pequeño al saberse contratado.
Los primeros días sufrió un poco para acostumbrarse a sus nuevas condiciones de trabajo, pero con unas cajas de refresco de madera que movía para todos lados rápidamente soluciono los inconvenientes, además entro en la dinámica del trato amable y cordial que distinguía a ese negocio y ahora el pequeño ya socializaba y despertaba la simpatía de la gente al ver su empeño en ser eficiente y cariñosamente le decían “el chaparrito”.
por meses todo marcho viento en popa, la carnicería cerraba a las 5PM y Fermín se quedaba a limpiar las sierras la maquina picadora que siempre tenía restos de carne molida, limpiaba los vidrios del enfriador y todo lo necesario para dejar todo impecable, por lo cual demoraba un par de horas más, siempre se repitió la rutina hasta ese día fatal…
Antes de terminar la jornada le fueron a avisar al pequeño Fermín que su abuela estaba enferma y don Pedro lo dejo salir temprano, una vez que Fermín constato que no era nada grabe y viendo que eran algo más de las 6 de las tarde le pareció buena idea regresar a la carnicería para limpiar todo y así lo hizo, el pequeño ya tenía su propia llave pues era siempre el primero en llegar y el último en salir y don Pedro aunque bonachón, era muy celoso en cuestiones del dinero y nunca dejaba nada de efectivo por eso no había mucho problema en confiarle la llave a sus empleados.
Fermín entro a la carnicería paso detrás del mostrador y antes de encender las luces para comenzar se amarraba a las espalda su pequeño mandil, escucho voces en la parte de atrás del lugar, sigilosamente se acercó y al asomarse al cuarto de al final descubrió a su jefe en pleno idilio carnal con una vecina y clienta, señora casada y de reputación intachable, esposa de un abogado que vivía apenas a un par de calles del lugar, el momento fue desastroso, la primera en reaccionar fue la mujer que agachada como si quisiera meterse bajo la tierra salió de prisa con la ropa entre sus manos salió del cuarto se vistió rápidamente y huyo del lugar, mientras el pequeño Fermín estaba atónito y profundamente preocupado sin saber qué hacer, hasta que su jefe termino de vestirse y le dijo “que estás haciendo aquí?” y Fermín quería explicarle pero no atiba a articular palabras por los nervios y en un momento que le dio la espalda Pedro tomo el martillo de madera para ablandar la carne y le descargo un duro golpe en la nuca al enano que cayo inconsciente al piso el hombre estaba desesperado al saberse descubierto, y había golpeado al enano por impulso, asustado por las consecuencias que tendría para todos el saberse su aventura, el marido seguramente los encarcelaría por adulterio o peor aún, lo mataría, su vida misma estaba en juego, su vida estaba en las pequeñas manos del enano, todo dependía del silencio de ese pequeño que yacía inmóvil en el piso así que decidió encargarse el mismo de asegurar ese silencio, tomo un cuchillo delgado y largo para filetear, volteo al pequeño cuerpo y le atravesó el corazón, un espasmo y pequeños temblores para después sentir el cuerpo flojo le indicaron que el pequeño había muerto, lo demás fue monstruoso pues el hombre entro en una espiral descendente de desesperación y ansiedad de deshacerse del cuerpo del único testigo, le quito la ropa y con precisión quirúrgica lo desoyó uno tras otro quito los jirones de piel, y después lo desmembró, en solo unas horas el cuerpo del pequeño se transformó en trozos de carne desnuda y sanguinolenta de aspecto muy similar a los que ahí se vendían, era una escena monstruosa ajena a cualquier límite de humanidad, el piso completamente ensangrentado, la sierra fue utilizada para destazar al pequeño el hombre se encargó en desaparecer cualquier rastro humano del pequeño cuerpo, y al mismo tiempo el mismo se despojó de cualquier rastro de humanidad, tomo la cabeza cercenada, la ropa y la piel y siendo ya de madrugada atravesó las alamedas y llego al borde de la acequia grande y ahí arrojo los restos del enano, luego regreso limpio meticulosamente el piso y coloco en el enfriador los miembros desollados de lo que hace apenas unas horas era una persona, una persona joven, indefensa, inocente….
Desesperado don pedro fue de prisa hasta la casa de Sergio y golpeo con desesperación la puerta hasta que su ayudante le abrió y le permitió pasar, ahí le conto todo lo sucedido ante lo inaudito de los sucesos Sergio no atinaba a decir nada, parecía una broma cruel o más bien una pesadilla, y todo empero cuando el corpulento hombre lo conmino a que le ayudase pues siendo el más joven Sergio tenia también un par de amantes, las dos casadas y ambas clientas, si se llegaba a saber lo de una solas podía causar un efecto domino que podía terminar de tajo con todo, incluso con su vida, por eso el joven se vistió rápidamente y ambos regresaron a la carnicería, y empezaron su macabra labor, Sergio con la mente más clara tomo brazos y piernas cortándolas a la altura de la rodilla pues pensó que esas eran las partes más reconocibles de un ser humano, por eso las deshueso y echo la carne en la picadora, un poco tiempo hubo una porción de carne molida humana…
Después de esto ambos se dieron a la tarea de sacar sendos pedazos de carne de los muslos, y el torso del pequeño, y desechar los huesos con restos de carne y grasa, ya era casi el amanecer cuando salió Sergio y arrojo huesos a la acequia grande, después los hombres limpiaron acomodaron y al poco rato abrieron el local, y convencidos que era la mejor manera de des hacerse de los restos, kilo a kilo vendieron la carne el pequeño hasta que se deshicieron de toda…
Por su puesto la madre fue alarmada a buscar a Fermín ya que no había llegado a dormir y los carniceros dijeron que no lo habían visto, con pasmosa tranquilidad tratando de ocultar su miedo, la señora regreso muchas veces conforme mientras los días, y llorando les contaba que su hijo se le parecía en sueños y le decía que estaba en la carnicería, pero los hombres insistían en que simplemente no había regresado, pero la madre de Fermín no fue lo único que estuvo a punto de descubrirlo, uno de sus clientes había encontrado un pequeño hueso en su picadillo, y en su calidad de medico noto que parecía que era una falange distal, pequeña pero muy bien calcificada, de un adulto pero más pequeña…. Por su puesto que esto fue suficiente para que el doctor los enfrentara, pero tan asqueroso hallazgo, pero Sergio pudo salir bien librado pues alego que el enano se había lastimado mientras ponía la carne en la picadora y quizá esa lesión en sus dedos había sido la causa que dejara el empleo y por eso ya no había regresado…

A pesar de esos incidentes el crimen quedo impune, pasaron los días, luego los meses, y todo parecía regresar a su curso normal, los carniceros atendiendo amablemente a sus muchas clientas, solo la madre de Fermín era la única que no encontraba paz ni sosiego, y además cada vez eran más las personas que aseguraban ver un enano que era una aparición, ahí en el puente de la calle allende, quizá estaba tratando de decirles algo…
El crimen hubiera quedado impune, si no fuera porque un día un grupo de policías investigaba el robo de ganado y sospechaban que las reses desaparecidas habían sido vendidas en canal a las carnicerías de la zona y entraron hasta la carnicería de don pedro para preguntar si no les habían ofrecido producto sospechosamente barato, pero cuando Sergio vio entrar a los uniformados de inmediato exclamo “¡yo no mate al enano… , fue mi jefe!”… debido a la espontanea confesión decidieron detener a los 2 hombres y fue así como confesaron con todo detalle el espeluznante crimen.

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La sociedad de ese entonces se paralizo con la noticia, y la frase de “yo no mate al enano” a un hoy sobrevive en el léxico de muchas personas y se usa cuando uno por algún motivo nos acusamos a nosotros mismos con ingenuidad y precipitándonos, es como decimos coloquialmente “se echó de cabeza.”

Como quiera que haya sido, el crimen se resolvió, se pudieron rescatar algunos restos del fondo de acequia, encarcelaron a los asesinos, la madre pudo sepultar los restos, la carnicería cerro, pero aun muchos años después de estos terribles acontecimientos, eran muchos los que decían ver al pequeño fantasma del enano en el puente de allende y así fue hasta que fue demolido para convertirse en el boulevard dolores del rio.

Ojala hayan disfrutado de esta leyenda y la puedan compartir con sus amigos, gracias por su atención y hasta la proxima.

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